Muchas personas están convencidas de que no existe tal cosa como una adicción a la pornografía. Pero la ciencia ha refutado la vieja creencia de que para tener una adicción a algo, tiene que involucrar a una sustancia que es físicamente introducida en el cuerpo, tal como sucede con los cigarrillos, el alcohol o las drogas. El excesivo consumo de pornografía de internet tiene todos los signos, y peligros, de una verdadera adicción.
Existe una discusión abierta actualmente en los medios de comunicación, e incluso en los círculos académicos, sobre si el consumo compulsivo de pornografía es realmente una adicción. Parte del problema es sencillamente que las personas no se ponen de acuerdo sobre el significado exacto de la palabra “adicción”. [1] Pero la Dra. Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), está convencida de que la adicción a la pornografía es real. Ella incluso ha sugerido cambiar el nombre del NIDA a fin de reconocer “adicciones tales como la pornografía, las apuestas y la comida”. [2]
Las investigaciones de hecho muestran que de todas las formas de entretenimiento en línea, tales como las apuestas, los videojuegos, la navegación por internet y las redes sociales, la pornografía tiene la tendencia más fuerte a ser adictiva. [3]
Los médicos y los científicos solían creer que para tener una adicción a algo, tiene que involucrar a una sustancia que es físicamente introducida en el cuerpo, tal como sucede con los cigarrillos, el alcohol o las drogas. [4] Pero una vez los científicos empezaron a ver al interior del cerebro, nuestra comprensión sobre cómo funcionan las adicciones cambió. [5] Lo importante -ahora lo sabemos- no es necesariamente lo que se introduce en el cuerpo o cómo llegó ahí, sino que las reacciones que provoca en el cerebro. Los cigarrillos, el alcohol y las drogas, traen sustancias extrañas al cuerpo de muchas maneras: inhaladas, inyectadas, bebidas de un vaso, encendidas y fumadas. Por el contrario, la pornografía y otros comportamientos adictivos como las apuestas, no introducen nuevas sustancias químicas ni de otro tipo en el cuerpo que no existan ya en él. Pero, estos comportamientos dan inicio a procesos sorprendentemente similares al interior del cerebro como los de las adicciones a sustancias, y eso es lo que los vuelve potencialmente adictivas. Secuestran las vías de recompensa del cerebro. [6] Eso es lo que hacen todas las sustancias adictivas y los hábitos adictivos. [7]
La pornografía puede entrar a través de un “cómo” y un “qué” diferentes, pero en última instancia hace las mismas cosas. [8]
Vea, su cerebro viene equipado con algo llamado “centro de recompensa”. [9] Su función es motivarlo para que haga cosas que protegen y promueven su supervivencia, cosas como comer o mantenerse con vida o tener relaciones sexuales para hacer bebés. [10] La forma en que usted es recompensado por hacer esas cosas es inundando el cerebro con dopamina y con un coctel de otras sustancias químicas de “placer” cada vez que usted lo hace. [11]
Pero su cerebro no siempre lo recompensa por las cosas correctas. Por ejemplo, produce niveles más altos de dopamina al comer pastel de chocolate que al comer pan integral. [12] ¿Por qué? Porque hace 3,000 años, los alimentos altos en calorías eran muy difíciles de conseguir, así que, cuando sus ancestros los hallaban, debían comer un montón mientras tenían la oportunidad de hacerlo. [13] En estos días, una bolsa de galletas Oreo se consigue con sólo ir al supermercado más cercano. Si nos atiborramos de ellas cada oportunidad que podemos, tendríamos una enfermedad cardíaca y muchos otros problemas de salud.
La pornografía es básicamente comida chatarra sexual. Cuando una persona está viendo pornografía, su cerebro es engañado a bombear dopamina como si realmente estuviera viendo a una pareja potencial. [14] Claro, llenar su cerebro con sustancias químicas placenteras puede sonar como una buena idea al principio, pero al igual que sucede con la comida chatarra, es más peligroso de lo que parece.
Cuando la pornografía entra en el cerebro, activa el centro de recompensas para que empiece a bombear dopamina, lo cual desencadena una cascada de sustancias químicas, incluyendo una proteína llamada DeltaFosB. [15] El trabajo normal de DeltaFosB es construir nuevas vías nerviosas para conectar mentalmente lo que alguien está haciendo (p. ej., consumiendo pornografía) con el placer que se siente al hacerlo. [16] Esos nuevos y fuertes recuerdos desplazan a otras conexiones en el cerebro, lo que facilita cada vez más el volver a la pornografía. [17]
Pero DeltaFosB tiene otro trabajo, y esta es la razón por la cual su apodo es “el interruptor molecular de la adicción”. [18] Si se acumula suficiente DeltaFosB, esto acciona un interruptor genético, causando cambios duraderos en el cerebro que dejan al consumidor más vulnerable a la adicción. [19] Para los adolescentes, este riesgo es especialmente alto porque el centro de recompensas cerebral de un adolescente responde de dos a cuatro veces más poderosamente que el del cerebro de un adulto, libera niveles más altos de dopamina y produce más DeltaFosB. [20]
Sobrecargado de dopamina, el cerebro tratará de defenderse liberando otra sustancia química llamada CREB [21] (Se llama CREB porque nadie quiere decir su nombre verdadero: ¡proteína de unión al elemento de respuesta activado por adenosín monofosfato cíclico!) CREB es como los frenos en un centro de respuestas desbocado: disminuye la respuesta al placer. [22] Con CREB a bordo, la pornografía que antes excitaba a una persona deja de tener el mismo efecto. [23] Los científicos creen que CREB es en parte la razón por la que los consumidores tienen que seguir aumentando su consumo pornográfico para excitarse. [24] Ese estado de insensibilización es llamado “tolerancia”, y es parte de cualquier clase de adicción. [25]
A medida que los consumidores de pornografía se vuelven insensibles a las repetidas sobrecargas de dopamina, a menudo encuentran que no pueden sentirse normales sin un subidón de dopamina. [26] Incluso otras cosas que solían alegrarlos, como salir con amigos o jugar a un juego favorito dejan de proporcionar deleite debido a los efectos de embotamiento ocasionados por la CREB. [27] Ellos experimentan ansias fuertes y a menudo se encuentran dando más de su tiempo y atención a la pornografía, a veces en detrimento de sus relaciones, la escuela o el trabajo. [28] Algunos reportan sentir ansias o decaimiento hasta que pueden volver a su pornografía. [29] A medida que su hábito se profundiza, su elección pornográfica con frecuencia se vuelve cada vez más explícita. [30] Y muchos que intentan romper sus hábitos de pornografía informan que les resulta sumamente difícil dejarlos. [31]
Si esto suena como los síntomas clásicos de adicción, bueno….la jefa del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas está de acuerdo.
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Ver: FTNG